“No tengo nada, lo puesto y, lo más importante, la vida”.
Lo decía Consuelo López, guardia civil española destinada en la Misión de Estabilización de Naciones Unidas, en Haití, después de vivir el tremendo terremoto que con tanta intensidad ha destrozado uno de los países más pobres de la Tierra.
"las imágenes no reflejan la realidad de lo que esta ocurriendo: es aún mucho peor y triste (...) Hay miles de muertos, en las calles, bajo los escombros y los heridos se cuentan por millares".
La agente añadía en un correo electrónico que pudo enviar:
"Yo pude saltar por una ventana desde la segunda planta, pero algunos de mis compañeros no han tenido la misma suerte".
"No ha quedado nada en pie... nada. Mi casa también se derrumbó, así que no tengo nada, sólo lo puesto... y lo más importante, la vida (...) Yo no tengo ropa, pero eso es lo de menos, porque tenemos comida y agua. En la calle, no tienen nada, ni comida ni agua...".
Hay veces que la Naturaleza nos recuerda que nuestras vidas penden de un hilo, que por muy sanos, felices y tranquilos que estemos, una absurda maniobra del destino puede hacernos recordar intensamente que la vida es una tragedia y que si no nos dedicamos a crear un mundo vivible, humano, nuestro paso por la vida puede convertirse en una soberana estupidez.
La guardia civil Consuelo López, a pesar de que tiene un hombro roto, no quiere volver de Haití, salvo que se lo ordenen. Tiene que ayudar a los que la necesitan porque la vida de los demás es tan valiosa como la suya.
Personas como Consuelo nos hacen ver la vida de otra manera.
Observa este vídeo de TVE. Es realmente conmovedor. Y el papel de los bomberos, como siempre: la generosidad con uniforme.
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