Hace años, cuando los accidentes de tráfico eran, por desgracia, la principal fuente de donantes cadavéricos para trasplantes de órganos sólidos, los profesionales sanitarios sabían que en los puentes o las grandes operaciones salida iban a tener más trabajo.
Hoy, cuando sólo poco más del 5% de los donantes provienen de accidentes en la carretera y la mayoría de los órganos proceden de personas que sufren un accidente cerebrovascular, es casi imposible predecir si un día va a haber más o menos trasplantes.
Por ello, cuando el pasado 23 de noviembre, como tantos otros días, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) recibió la primera llamada de la existencia de un donante, nadie podía prever que se iba a llevar a cabo en las siguientes 72 horas un auténtico maratón trasplantador, que a partir de 39 donantes sólo dos de ellos procedentes de accidente de tráfico permitió consumar un total de 94 trasplantes.
Estas cifras suponen el récord de actividad de la ONT desde su creación en 1989 y dan una idea de la complejidad de un proceso que, hoy por hoy, sólo puede abordarse con solvencia desde la base de una sanidad pública fuerte, según reconocen en la propia ONT. El propio director de la ONT, Rafael Matesanz, dejó claro que el logro demuestra la "solidez" del conjunto del Sistema Nacional de Salud (SNS) pese a las tensiones que está soportando debido a la crisis.
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