15 diciembre 2011
Casarse con su violador fue su única salida
Gulnaz fue violada a los 17 años por el esposo de su prima. Luego fue encarcelada por adulterio -porque el violador era un hombre casado-, parió en la cárcel y finalmente quedó en libertad después de aceptar casarse con su violador.
A ese pacto se ha aferrado Gulnaz para salir de la cárcel, cuatro años más tarde, con la hija de dos años que tuvo como consecuencia de la violación.
El presidente afgano, Hamid Karzai, ha anunciado esta semana el indulto de la condenada después de que ella aceptase casarse con su agresor. Las leyes afganas consideran la violación como un adulterio cuando quien la comete es un hombre casado. El agresor está todavía casado con la prima de la agredida y, según las leyes de su país, puede tener una segunda esposa.
La noticia del indulto fue recibida en un principio con beneplácito por organizaciones que denuncian los maltratos que sufren las mujeres afganas hasta que se conocieron cuáles eran las condiciones de su libertad.
A pesar de que ha transcurrido una década del derrocamiento del régimen Talibán, el estigma que sufren las mujeres violadas sigue siendo un muro inexpugnable. Las mujeres víctimas de violaciones y abusos pueden ser culpadas de "crímenes morales" y encarceladas como Gulnaz.
Su condena inicial era de dos años pero cuando apeló se aumentó a doce.
Según Naciones Unidas, en Afganistán ocho de cada diez mujeres sufren violencia de género y un 60% es obligada a casarse antes de cumplir 18 años. El sufrimiento no termina con la agresión, las que no pasan por los cauces de la legislación afgana a menudo son lapidadas hasta la muerte por la vergüenza que producen las violaciones.
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