Este artículo nos lo ha enviado nuestra amiga bibliotecaria Rebeca Santiago.
Las carcajadas descontroladas liberan endorfinas que provocan euforia y ayudan al control del dolor.
Hasta hoy, numerosos estudios han promovido la risa como una fuente de salud y bienestar, aunque pocos han constatado el porqué del beneficio físico de hacerlo, que va más allá del placer intelectual.
¿Por qué reír de forma descontrolada hace sentir tan bien? Solo el acto de sonreír ya pone en marcha un gran número de músculos del organismo, más de 300.
Además, según una investigación reciente, la risa puede actuar como analgésico natural.
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores dividieron a los voluntarios en dos grupos. El primero visualizó vídeos de humor durante 15 minutos, mientras que el segundo grupo vio programas neutrales. Tras esta primera fase, se les sometió a pruebas para valorar su umbral de tolerancia al dolor.
El resultado fue que quienes se habían reído fueron capaces de resistir el dolor más que los voluntarios que habían visto proyecciones menos divertidas. Además, se detectaron diferencias de resultados entre la risa y las carcajadas.
Mientras que la risa simple y llana no tiene ningún efecto analgésico, las carcajadas, sí. Estas últimas liberan endorfinas que, según demuestra este experimento, además de generar un estado de euforia, calman el dolor.
Un posible motivo, explican los científicos, sería el vaciamiento de aire de los pulmones que se da al realizar una carcajada.
Según los resultados beneficiosos que provoca el acto de reír, no es extraño que varias organizaciones y agrupaciones de todo el mundo lo tengan en cuenta como parte de algunos tratamientos.
En general, la risoterapia se utiliza para lograr estados de relajación y rejuvenecimiento o como coadyuvante para el control del estrés, la depresión, el insomnio o problemas cardiovasculares y respiratorios.
Aunque en España aún no está demasiado establecida, en estos últimos años ha ganado terreno. Diversas sociedades médicas organizan cursos en sus congresos nacionales destinados a que los especialistas conozcan esta técnica como método paralelo de tratamiento.
Un buen ejemplo de ello son los muchos hospitales que, en sus unidades de pediatría, cuentan con talleres de payasos para niños. También en geriátricos se organizan cada vez más talleres monográficos dedicados a la risa.
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