12 marzo 2010

Mujeres en el mundo: Afganistán 1





La situación de las mujeres afganas encarceladas

Mujeres, niños y niñas en la prisión de mujeres de Badam Bagh

Madrid, 09 mar. 10. AmecoPress.-

Su día comienza con una canción que brota a través de las ondas y con unas horas dedicadas al estudio en un aula amplia y luminosa. En cualquier momento puedes encontrarte allí con 70 niños y niñas al menos. Los más pequeños tienen sólo unos meses. Esos niños son los hijos de las mujeres encarceladas por motivos tales como abandonar a sus maridos o negarse a aceptar matrimonios concertados.

Mientras los pequeños juegan, los mayores aprenden a leer y a escribir y estudian matemáticas y arte. Sus dibujos decoran las paredes y si no fuera por las rejas de las ventanas, podría parecerse a cualquier jardín de infancia. Pero no, esta aula está dentro de una cárcel.

Torpekai es su profesora: “Este jardín de infancia pertenece a la prisión de mujeres de Badam Bagh”. Torpekai es la única maestra de esos niños y, aunque está contenta con las instalaciones y con el material del que dispone, piensa que la prisión no es lugar para los niños.

“Los niños están en tensión la mayor parte del tiempo y no pueden aprender con fluidez. Tienen muchas dificultades de aprendizaje”.

Esta es una historia sobre las mujeres y niños que se encuentran en Badam Bagh, la única prisión para mujeres de Kabul. Hay allí noventa presas y muchas de ellas son madres. Krishma, de 18 años, es una de ellas.

Krishma nos cuenta: “Es difícil cuidar de los niños en una cárcel. Si tienes a alguien en casa, es mejor que un niño se quede con la familia y no entre en la cárcel. No se les puede educar bien aquí”.

Pero Badam Bagh supone una mejora notable para Krishma y su pequeña. Hace sólo dos años vivían en la sección para mujeres de Pol-e-Charkhi, una cárcel afgana espantosa. Sin instalaciones especiales para madres con niños, Krishma y su bebé vivieron en condiciones terribles muy cerca de criminales convictos y confesos. Reconociendo las necesidades especiales de las prisioneras y de sus niños, la Oficina contra el Crimen y la Droga de la ONU, UNODC (por sus siglas en inglés), con apoyo financiero del gobierno italiano, construyó esta prisión sólo para mujeres. En Badam Bagh, las mujeres pasan sus días haciendo trabajo productivo, como costura y bordado. Aprenden también conocimientos nuevos, incluyendo informática. El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales no acepta a los hijos de las prisioneras en los orfanatos



A Krishma la condenaron por asesinato y la sentenciaron a dieciséis años de cárcel por un crimen que asegura no haber cometido.

Krishma: “Mataron al padre de mi amiga. Cuando me dirigía a su casa, un ladrón irrumpió allí y asesinó al padre de mi amiga. Pero me arrestaron a mí por el asesinato”.

Krishma fue afortunada al haber podido comparecer en dos ocasiones ante un tribunal. Ahora, un abogado defensor está luchando contra su condena. Sin familia que cuide de la niña, no se siente segura del futuro que le aguarda a su hija. “El principal problema es que el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales no acepta a los hijos de las prisioneras en los orfanatos”.

Zarafshana es la directora de esta prisión: “Un niño no debería ir a la escuela dentro del entorno de una prisión. El niño no ha cometido ningún crimen”.

“Según la ley, los niños menores de tres años tienen que permanecer con sus madres en prisión. A los que tienen entre tres y siete se les lleva a instalaciones especiales que se encuentra adyacentes a la prisión. Pero se debería integrar a los niños más mayores en los colegios normales de esta ciudad”.

Pero la realidad es que muchos de esos niños no tienen otro lugar donde vivir ni quien cuide de ellos. Incluso aunque tengan a alguien, los expertos dicen que la separación de sus madres debido al encarcelamiento tiene un efecto traumático a largo plazo en ambos.

Reportaje tomado de AmecoPress. 
Fotografías de Archivo AmecoPress.

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