01 marzo 2010

Novedades del Plan Lector







A la luz del día, el aspecto siniestro de la casa no mejoraba mucho. Al igual que por la noche en la galería del jardín de atrás, volví a sentir el profundo aguijón del miedo. Pero esta vez, Zoa no vino a tranquilizrme. Sin embargo me pareció verla, en una imagen fugaz al fondo del pasillo. Intenté seguirla, pero cuando llegué al punto donde creía haber entrevisto el vuelo efímero de su vestido me encontré sólo con una escalera que conducía a la planta baja.

Autor: Pep Albanell

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