09 marzo 2009

final de Vanessa Delgado

Al día siguiente tomé un taxi, no recuerdo adónde quería ir exactamente. Bueno, el caso es que después de un rato observando cómo el taxímetro corría y que no terminábamos de llegar, me di cuenta de que el conductor había olvidado la dirección que le había dicho. Él insistía en que no, pero yo juraría que sí.

Las cosas han continuado así desde entonces y entonces recordé la dirección a la que quería ir, se lo comenté al conductor, pero él, al parecer no me escuchaba, o simplemente se hacía el sordo, así que decidí gritarle:

-oiga usted, perdone.

Seguía sin dirigirme la palabra, y yo empecé a sospechar que algo malo estaba pasando aquí.
Lo único que me dijo, tras mi grito, con voz fuerte y grave fue:

- Le ruego que no me haga preguntas, si me deja, en cuanto lleguemos contestaré a todas sus preguntas.
-Por favor, acompáñeme solo le quitaré unos minutos de su tiempo.

No sabía qué hacer, por un momento pensé que todo era una broma, pero al ver que aquel hombre necesitaba que le hiciese un favor, no lo pensé dos veces y acepté, sin pensar que todo esto daría muchas respuestas a muchas preguntas que se quedaron sin contestar.

Decidí ayudarle y no pregunté nada.

Aquel hombre era moreno, su cara me era conocida. Segundos después hubo una llamada, escuché cómo hablaban sobre mí, ¿qué necesitaba de mí?

Continuó conduciendo unas dos calles. Hasta que me encontré en un lugar en el que apenas se escuchaba ruido, ni el ruido de un coche al pasar, esto me empezaba a preocupar.
Lo único que pude ver es un lugar poco poblado, no había nada más que un gran campo de fútbol y una casa.

Nos dirigíamos hacia aquella casa, cuando salió un hombre y dijo:

-Es ella.-Con un tono de admiración y totalmente seguro de lo que hacían.

Me hicieron entrar, yo no me negué hacerlo, esas personas no me parecían tan malas, no sé….En la vivienda una mujer mayor, un hombre apoyado en el dorsal de una parte de la cama y en la cama una niña, una dulce niña, dormía, y ellos la miraban muy atentos a cada respiro.

-Siéntate, hija-Dijo la mujer mayor en un tono tranquilo. No lo pensé dos veces y lo hice, no me transmitía maldad. Siguió dirigiéndose hacia mí. “Al parecer hay un secreto que aún no lo sé, pero que tiene que ver conmigo” -pensé.

Me mantuve sentada, observando todo mi alrededor, esperando muchas respuesta, hasta que la mujer decidió contarme todo aquel secreto en el que yo, sin querer, estaba implicada.

Resulta ser que hace como 3 años aquella niña y sus padres vivían en la calle Rosal, justamente a dos calles de mi casa. Yo nunca llegué a conocerla, es más, no me sonaba su cara, simplemente podría decir que aquella niña era preciosa y tenía aproximadamente 10 años.

La mujer prosiguió hablándome, con una voz muy baja, mientras los dos hombres, incluido mi secuestrador, escuchaban atentos mis contestaciones, por supuesto de admiración de cada cosa que estaba escuchando. Pensé que todo era un sueño.

Y continuó:

-La madre de la niña que estás viendo ahora murió cuando esta tenía 5 años, tú tienes un gran parecido a ella. Al poco de su muerte, la niña creía ver a su madre cada vez que te veía en el portal subiendo o mirando tu buzón. Fue un golpe muy duro para ella, pero más ha sido aceptar que ella está muerta y que aunque creía verla, todo no era nada más que su imaginación, que la confundía por tu gran parecido. Pero, aunque esta situación empeoró más cada vez, nunca nos dijo nada.

Cayó enferma hace 1 año, ningún médico nos da respuesta a lo que tiene, despierta cuando quiere, come por obligación ,no juega, no ríe como otro niño de su edad, solo quiere que te llevemos con ella.

Cada vez más esto me sonaba a una broma escalofriante, total yo no tengo la culpa de que aquella niña me confundiese con su madre, sí, tengo un gran parecido, pero claro es una pena, pero ¿qué puedo hacer yo por ella? La mujer me enseñó una foto de la madre de la niña, una chica con el pelo largo, estaba completamente arreglada, pero iba en zapatillas. Justamente era idéntica a la mujer que me encontré la semana pasada saliendo de casa, y que no puede llegar a ver su rostro por que la puerta del ascensor se cerró.

Esa foto fue tomada justo antes de que aquella mujer tuviera un accidente de coche.
Y en conclusión, no podía creerlo, era mi hermana mayor, desapareció cuando yo tan solo tenía 12 años, aquella mujer era mi hermana…..No lo podía creer.

Pensé de todo, menos esto, y saber que ahora está muerta…

Esa mujer, que creía que era una más de mis vecinas, era mi hermana, mejor dicho, era el espíritu de mi hermana que rondaba por mi casa, aquella niña tenía razón, no eran imaginaciones suyas, no se equivocaba.

Aquella vez que encontré la puerta de mi casa abierta, al parecer la niña había entrado, buscando al espíritu de su madre que rondaba por mi casa. Todo concordaba con todo lo sucedido.
Lo que no sabían ellos era que, en realidad, el espíritu de mi hermana, Nayara rondaba por mi casa y que en realidad la niña tenía razón, ellos intentaban demostrar trayéndome hasta aquí, que yo no era mas que una persona con una gran apariencia a la de Nayara ante la niña, pero la sorpresa nos la llevamos todos al saber que era el vivo espíritu de Nayara, y que, no solo yo tenía un gran parecido al de ella, sino que se trataba de mi hermana.

La niña abrió los ojos y con voz dulce dijo:

-Hola, tía, por fin estás aquí.

Escalofriante….sí, todo esto lo descubrí en ese mismo instante, todos creíamos estar soñando.

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